Misa de Romería de la Virgen del Valle de Aguascebas – Mogón – 08.05.2022

Escuchar y Seguir la Voz del Pastor

Hch 13,14.43-52, Salmo 99, Apo 7, 9.14b-17, Juan 10, 27-30

Estamos aquí esta mañana en esta hermosa ermita en Romería de Nuestra Patrona. Estamos aquí porque queremos acompañar y echar un rato con María Santísima, nuestra Madre, La Virgen del Valle, y su Hijo Jesucristo aquí siempre presente en la eucaristía.

Estamos aquí de Romería de nuestro pueblo. La palabra “romería” como bien sabéis viene de “romero,” nombre que designa a los peregrinos que se dirigen a Roma, y por extensión, a cualquier santuario. La romería es primero un acto de fe y devoción de un pueblo. Este fe y devoción les lleva a hacer una peregrinación en carrozas, a caballo o a pie a un santuario o una ermita de la virgen, patrona del pueblo.  Y allí en el santuario o la ermita rendir culto a Dios y la veneración a la Virgen Santísima con plegarias (la eucaristía), ofrenda floral, cantos y bailes. Y se terminar con una convivencia llena de fe, devoción, compartiendo la mesa con los demás romeros. Es un encuentro muy bonito. Aquí en España, en el mes de mayo, que la Iglesia dedica tradicionalmente a la Virgen Santísima, es habitual que se organicen romería a santuarios marianos, para visitar y honrar a nuestra Madre. Gracias a la iniciativo de D. Bartolomé, hace 20 años aquí en Mogón también podemos disfrutar la Romería.

Aquí estamos a los pies de la Virgen Santísima. Celebrando esta eucaristía es un acto de devoción y piedad pidiendo a Dios que bajo la protección y intercesión de la Virgen que nos guarde y nos proteja y nos bendice dándonos frutos abundantes de nuestros esfuerzos y trabajos especialmente nuestros campos y olivas. Cuando reunimos en el nombre de Dios como su pueblo, Dios siempre tiene una palabra para nosotros. Hoy celebramos en la Iglesia la cuarta Domingo de Pascua. La cuarta Domingo de Pascua se nomina también Domingo del buen pastor. Es un domingo que la Iglesia hace una campaña y ofrece oraciones por las vocaciones sacerdotales y religiosos para que nunca falte en la Iglesia sacerdotes buenos para servir el pueblo santo de Dios.

El evangelio de hoy es muy preciso. Sin embargo, lleva un mensaje muy poderoso para todos nosotros que, según el salmista, somos “Las ovejas del rebaño de Dios.” El Evangelio comienza con la declaración de nuestro Señor: “mis ovejas escuchan mi voz.” Aparte del reconocimiento visual y táctil, el reconocimiento de la voz es uno de los factores que uno puede utilizar para identificar a los demás y mantener la familiaridad. En la mayoría de las zonas en las que se practica la ganadería ovina, es muy común ver a un pastor guiando a un número considerable de ovejas simplemente emitiendo algunos sonidos audibles y marchando delante de ellas mientras las siguen. Si alcanzáramos una relación estrecha con Dios, seríamos capaces de distinguir su voz de las muchas voces que nos instan a seguirlas. El problema con nosotros es que prestamos atención a muchas otras voces que a la voz de Dios.

La falta de atención y la desobediencia son algunos de los principales desafíos que enfrenta la práctica de la vida cristiana. ¿Cómo respondemos a las instrucciones que recibimos de los sermones y las exhortaciones espirituales? ¿Seguimos prestando atención a los mandamientos que nuestro Señor Jesucristo resumió con la virtud teológica del amor? (Mt. 22:37-40)

La segunda exigencia aquí es “seguir al Señor.” La oveja no sólo escucha a su pastor, sino que le sigue a él y a sus instrucciones. Escuchar a Dios es una cosa, pero seguirlo es otra. Podemos escuchar a Dios sin seguir sus palabras. El problema con el cristianismo hoy en día es que el domingo la gente va a la iglesia para escuchar la palabra de Dios, pero cuando la iglesia termina se van a casa y siguen su propia conciencia, opiniones y formas de vida con la expresión “tengo mi propia vida para vivirla como quiero.” Pero nadie que crea en Dios hace las cosas a su manera. Esto es lo que significa seguirle a Él.

Naturalmente, sabemos que los derechos van acompañados de deberes. Por eso, esta lectura nos notifica nuestro deber como rebaño de Cristo: “Las ovejas que me pertenecen escuchan mi voz y me siguen.” Por otra parte, también especifica la responsabilidad de Cristo, el Buen Pastor hacia nosotros: “Yo les doy la vida eterna, no se perderán bajo mi protección, y nadie me las robará jamás.” Por tanto, si atendemos a la voz de Cristo, tenemos la seguridad de su amor, cuidado y protección. Cristo, nuestro buen pastor, nunca falla.

María Santísima es la primera ejemplo del discípulo que “escuchan la voz” y en “seguir al Señor.” El pregonero de esta Romería, D. Juan Sánchez Marín, en su discurso nos ha elaborado las varias ocasiones cuando María da el “Sí” al Señor. Así, dándonos ejemplo de escucha siempre la voz del Señor y siguiendo las indicaciones de esta voz. La palabra clave de autentico discipulado es escuchar y seguir.

La vida de oración, la vida de entrega, la vida de discipulado, la vida de decir a Dios es la vida que nos enseñar a María. Ayudarnos, Oh Virgen del Valle, en este Romería de ser como tu, de escuchar a tu Hijo, Nuestro Salvador, de ayudar, de creer y de ser humilde y disponible como tu.

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, la Virgen del Valle de Aguascebas

Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amen.

¡Feliz Romería a Todos y Viva la Virgen del Valle de Aguascebas!