19.02.2023 – Villanueva del Arzobispo – Iznatoraf

Amor Sin Limites
Lev 19, 1-2. 17-18; Salmo 102, 1Cor 3, 16-23; Mt 5:38-48
Celebramos hoy el Señor que es amor, compasivo y misericordioso y la Iglesia nos llama a ser como él. Amor es una palabra muy sencilla. A pesar de su simplicidad, es una de las virtudes cristianas más difíciles de practicar. Es más fácil hablar de amor que practicarla. San Agustín dijo: “ama y haga lo que desea hacer.” Cualquier palabra o acción que no está motivada por el amor es simplemente vacía. Ser un discípulo de Cristo, es amar sin límite y condiciones.
La primera lectura de hoy se centra fuertemente en el amor del prójimo. No especifica ninguna condición que nuestro prójimo debe cumplir para que nosotros pudiéramos amarle. Amor al prójimo tiene que ser incondicional. Dios nos dice que la mejor manera de lograrlo: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo!” Es decir, ser fieles a otros como a uno mismo. Una persona egoísta no puede amar a los demás.
En la segunda lectura, Pablo exalta a los Corintios, así como a nosotros. Él avanzó un argumento con el fin de ayudarnos a vivir en el amor como una familia. Nos recuerda que somos templo de Dios. Es decir, casa de amor. No debemos destruir este templo porque pertenecemos a Cristo. El templo podría ser destruido si falta de amor, cuando crece la división, el odio y los intereses egoístas.
En el Evangelio, Jesús continúa su enseñanza y su discurso sobre los mandamientos de Dios. Él toma amor a otra dimensión: “Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen…” Francamente, esto es una enseñanza difícil. Pablo nos recuerda: “Yo puedo hacer todas las cosas en Cristo que me fortalece” (Phil 4, 13).
Hoy, Cristo nos da un nuevo mandamiento. Ser capaz de amar sin importar mucho las dificultades es una marca de un verdadero cristiano. Amor une, porque perdona, tolera, corrige suavemente y con paciencia (1 Corintios 13). Una comunidad que falta de verdadero amor nunca progresa. Asimismo, una familia que falta de amor nunca durará. Un individuo que falta de amor no puede amar incluso, a sí mismo, u otros suficientemente.
Jesús predicó amor y generosidad hacia nuestros enemigos. Por desgracia, por naturaleza somos vengativos. Pues, la venganza sólo destruye nuestro corazón y entristece el espíritu. Debemos imitar a Cristo, que rezó por sus enemigos: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34). Debemos estar dispuestos a dejar la venganza en las manos de Dios. Jesús no amenazó sus acusadores, sino que los mostró amor, porque amor es la raíz de la vida. Es la medicina que sana todos los corazones.
El salmo es el resume de las lecturas de hoy: “El Señor es compasivo y misericordioso…” Nosotros como imágenes de Dios, estamos invitados a ser también compasivos y misericordiosos especialmente amando a nuestros prójimos como a nosotros mismos. Que la paz, amor y compasión reina en nuestros corazones!