05.12.2021 – Mogón – Villacarrillo – Villanueva del arzobispo

Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos
Baruc 5,1-9, Salmo 125, Filipenses 1, 4-6. 8-11, Lucas 3,1-6
Queridos amigos en el Señor, cuando esperamos un invitado, nos preparamos bien. Hacemos todo tipo de cosas para dejar una impresión duradera en nuestros invitados. Entre otras cosas, limpiamos y embellecemos el piso, cocinamos deliciosa comida y hacemos que todo sea bonito y esté a punto. ¿Pero qué pasa cuando esperamos a Dios mismo? ¿Nos preparamos de la misma manera para su venida? Me imagino que Él es el invitado más importante que nos gustaría recibir.
Queridos hermanos y hermanas, en este segundo domingo de Adviento, el Evangelio nos presenta la figura de San Juan Bautista. Es como un anfitrión que espera a un invitado distinguido. Él mismo no es el invitado. El profeta Isaías nos cuenta que Juan el Bautista fue al desierto y en su predicación llamó a la gente al arrepentimiento. El arrepentimiento prepara a las personas para la venida del Mesías, que celebraremos en Navidad.
Juan el Bautista es el precursor de Jesús. Está entre el antiguo alianza y el nuevo. Es como una estrella que anuncia la salida del sol, Jesucristo. Juan el Bautista es la voz que grita en el desierto: “¡Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”! ¿Qué camino estamos llamados a preparar? El camino de nuestro corazón. En su época, Juan ayudó a la gente a prepararse bien para la primera venida del Mesías. Llamaba a la gente al arrepentimiento y la bautizaba.
Asimismo, en este tiempo de preparación, la Iglesia nos llama al arrepentimiento y a la reconciliación con Dios y con el prójimo. Como un mantel de los invitados manchado, de alguna manera nos hemos manchado y ensuciado. Nuestros corazones no son dignos de recibir al Hijo de Dios como confesamos en cada Santa Misa: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa.” El Adviento nos ofrece la oportunidad de volver a hacer digno nuestro corazón. Tenemos la oportunidad de considerar una vez más dónde hemos omitido el bien y hecho el mal. Como Juan el Bautista, los sacerdotes están ahí para ayudarnos. El sacramento de la reconciliación, la confesión, también está ahí para ayudarnos. Todo esto son ofertas de la Iglesia para ayudarnos a preparar bien la venida del Señor.
Queridos hermanos, preparar nuestros corazones para la venida del Mesías, es hacer lo que dice el evangelista san Lucas: “rellena los valles, rebaja los montes y colinas; endereza lo torcido, y camino llano lo escabroso.” Podemos decir que las valles, los montes, las colinas, lo escabroso, lo torcido son los vicios que llevamos dentro por ejemplo la soberbia, orgullo. Es soberbia cuando decimos siempre: voy a la iglesia todos los días, rezo el rosario todos los días. No he tratado mal a nadie, ni he matado a nadie, ni he robado a nadie. Por lo tanto, estoy libre de pecado. El soberbio es una manera de ensuciarse.
Pero, ¿qué hago si, de camino a la iglesia, veo a un mendigo que necesita mi ayuda? ¿Qué hago cuando veo que un compañero es tratado injustamente en el trabajo? ¿Tengo el valor de enfrentarme a ella y luchar por la justicia? El Adviento también incluye hacer buenas obras para todas las personas, especialmente para los pobres y necesitados. Así podremos descubrir un mundo nuevo dentro de nosotros: un mundo lleno de amor, paz y justicia. El Adviento nos da la oportunidad de reflexionar sobre este nuevo mundo. Este nuevo mundo sólo es posible mediante la venida de Dios como ser humano en la persona de Jesucristo. Escuchemos, pues, la voz que viene a nosotros en el desierto del mundo a través de las Sagradas Escrituras, llamándonos: ¡Preparad el camino al Señor! ¡Preparen las carreteras para él!
Como San Pablo en la segunda lectura, rezamos para que en este tiempo de preparación “vuestro amor siga creciendo más, rico en perspicacia y comprensión… Así llegaréis al Día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios.” Amen.
Those that do not understand Spanish how will they follow you
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