
La primera palabra:
“Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34)
Significado teológico:
Jesús, en su agonía, ofrece el perdón a los responsables de su crucifixión, los soldados romanos, los líderes religiosos e incluso la multitud indiferente. Así cumple su enseñanza sobre el amor y la misericordia (Mateo 5:44: «Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen»).
Meditación:
La misericordia de Cristo no tiene límites. Incluso en el sufrimiento, Él perdona.
Estamos llamados a perdonar a los demás, por mucho que nos hayan herido.
¿Nos aferramos al rencor o perdonamos como Cristo?
La segunda palabra:
“En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso.” (Lucas 23:43)
Significado teológico:
Jesús dirige estas palabras al ladrón arrepentido, mostrando que la salvación es posible incluso en el último momento. Revela la infinita misericordia de Dios y el poder de la verdadera contrición.
Meditación:
Nadie está fuera del alcance de la misericordia de Dios, la conversión siempre es posible.
¿Buscamos el perdón de Dios con sinceridad y a menudo, como hizo el buen ladrón?
¿Somos misericordiosos con los pecadores, como lo fue Cristo?
La tercera palabra:
“Mujer, aquí tienes a tu hijo… Aquí tienes a tu madre.” Juan 19:26-27)
Significado teológico:
Jesús confía María a Juan, estableciéndola como madre espiritual de todos los creyentes. Este momento prefigura el papel de María en la Iglesia (Apocalipsis 12,17: “El resto de su descendencia… guarda los mandamientos de Dios”).
Meditación:
María es nuestra Madre, que nos ha sido dada por Cristo.
¿La honramos y buscamos su intercesión?
¿Cómo podemos imitar la fidelidad y el amor de María?
¿Cuidamos a nuestras familias con el mismo amor que Cristo mostró por su madre?
La cuarta palabra:
“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mateo 27:46; Marcos
15:34)
Significado teológico:
Jesús cita el Salmo 22, que comienza con angustia, pero termina con confianza y victoria. Expresa un profundo sufrimiento, pero permanece fiel, mostrando que, incluso en la desolación, debemos aferrarnos a Dios.
Meditación:
¿Nos hemos sentido alguna vez abandonados por Dios?
¿Cómo respondemos en tiempos de sufrimiento?
Jesús comprende nuestro dolor, ¿acudimos a Él en nuestras luchas?
¿Confiamos en que Dios actúa, incluso cuando no sentimos su presencia?
La quinta palabra:
“Tengo sed.” (Juan 19:28)
Significado teológico:
Jesús, físicamente deshidratado, también expresa su sed espiritual, de almas. Esto hace eco de Sus palabras anteriores: “El que tenga sed, que venga a Mí y beba” (Juan 7:37).
Meditación:
Cristo tiene sed de nuestro amor, de nuestro arrepentimiento, de nuestras almas.
¿Le damos nuestro corazón?
¿Tenemos sed espiritual de Dios, o buscamos satisfacción en las cosas mundanas?
¿Cómo podemos saciar la sed de Cristo sirviendo a los demás?
La sexta palabra:
“Todo está consumado.” Juan 19:30)
Significado teológico:
Jesús completa Su misión de salvación. La obra de la redención, Su obediencia, sacrificio y amor, se cumplen. Se cumple la Antigua Alianza y se establece la Nueva Alianza.
Meditación:
Jesús cumplió su misión. ¿Somos fieles a nuestra vocación?
¿Cómo respondemos a la obra de salvación de Cristo?
¿Entregamos nuestras luchas a Dios, confiando en Su plan?
La séptima palabra:
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.” (Lucas 23:46)
Significado teológico:
Jesús se entrega completamente al Padre, muriendo con confianza y amor. Este es el último acto de fe, cumpliendo el Salmo 31:5 y mostrándonos cómo morir al yo y vivir para Dios.
Meditación:
¿Confiamos plenamente nuestra vida a Dios?
¿Cómo respondemos en tiempos de sufrimiento? ¿Confiamos como lo hizo Jesús?
¿Estamos dispuestos a entregarnos por completo a la voluntad de Dios?
Estas últimas palabras de Cristo desde la Cruz resumen su misión de amor, sacrificio y redención. Meditarlas en esta Semana Santa nos ayuda a:
Crecer en el perdón (Primera Palabra).
Confiar en la misericordia de Dios (Segunda Palabra).
Honrar a María como Madre (Tercera Palabra).
Permanecer fieles en el sufrimiento (Cuarta Palabra).
Responder a la sed de amor de Cristo (Quinta Palabra).
Reconocer su sacrificio consumado (sexta palabra).
Entregar nuestras vidas plenamente a la voluntad de Dios (Séptima Palabra).