14.09.2024 – Iglesia de la Vera Cruz – Villanueva del Arzobispo

In cruce salus

Nm 21:4b-9, Salmo 77, Flp 2:6-11, Juan 3:13-17

Cuando miramos la Santa Cruz, ¿qué nos viene a la mente? Cuando hacemos la señal de la Santa cruz, ¿qué estamos profesando exactamente? Cuando vemos un crucifijo en un establecimiento, en la capilla, ayuntamiento, un ambulatorio, en el parque, en la plaza etc. ¿Qué nos llama la atención? Aunque ahora en Europa y no solo en España hay un movimiento anti-cruz que quiere quitar todos los crucifijos del espacio público. Cuando ves a alguien hacer la señal de la cruz antes de una comida, o antes de empezar las clases o el trabajo del día o antes el partido de futbol, cuando ves a alguien inclinarse, hacer genuflexión o reverencia a la Santa Cruz de Cristo, ¿qué mensaje se nos comunica?

Sí, en la cruz está nuestra salvación… in cruce salus. La Santa Cruz es el símbolo más importante de la fe cristiana. La Santa Cruz es el resumen de nuestra Fe. La Santa Cruz es el símbolo del amor de Dios a la humanidad. La Santa Cruz es la identidad cristiana. Si quitamos la Santa Cruz, el cristianismo no tiene mensaje que comunicar al mundo.

Cuando miramos la Santa Cruz, nos recordamos la Salvación y la misericordia de Dios. Hoy leemos en el Evangelio el encuentro entre Jesús y Nicodemo. Jesús le explica el significado de la salvación y de la vida eterna. Lo que me llama la atención en la respuesta de Jesús es lo siguiente: “Dios no envió a su hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.” Hay tanta gente que odia a Dios y a la religión no por nada, sino porque no quieren ser juzgados o condenados por sus valores. Sienten que cuando hablamos sobre la fe, la santidad y la salvación, que esos tiene que ver con la condena de los pecadores. No, eso no es lo que representa la Cruz de Cristo. La Cruz de Cristo es más bien una invitación al arrepentimiento para obtener la vida eterna.

En el Gólgota (Calvario), según los relatos evangélicos, Jesús fue crucificado en medio de dos criminales, uno a su derecha y otro a su izquierda. Uno de los criminales reconoció a Cristo crucificado en la Cruz y suplicó misericordia. El ladrón dijo: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (Lc 23,42). Y Jesús le respondió inmediatamente “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23,43).

Mientras muchos otros rechazan la cruz, o no quieren ser identificados con ella; mientras tantos contemplan la cruz como una cosa de vergüenza y escándalo; mientras tantos se burlan de Cristo crucificado en la cruz como aquel otro ladrón: “Salvó a otros, no pudo salvarse a sí mismo.” Mientras tantos hombres de nuestro tiempo se avergüenzan de la cruz; otros la ignoran; otros la escupen; otros la ridiculizan; tantos abogan por que la cruz sea retirada del espacio público o sea aniquilada; aquí estamos, en este 14 de septiembre, celebrando la Fiesta de la Exaltación de la Cruz. Y en palabras del Apóstol Pablo, aunque tantos ven en la Cruz “locura, escándalo y debilidad” para nosotros que creemos, la cruz de Cristo es el poder y la sabiduría de Dios. (1Cor 1,22-25).

Queridos hermanos en Cristo, la cruz es algo maravillosamente grande y honorable. Es grande porque en ella encontraron su consumación muchos actos nobles de Cristo. La cruz es honorable porque es a la vez el signo del sufrimiento del Hijo de Dios y el trofeo de su victoria. Es signo de su sufrimiento, porque en ella padeció libremente hasta la muerte. Pero también es su trofeo, porque fue el medio por el cual el diablo fue herido y la muerte vencida; las puertas cerradas del infierno fueron derribadas, y la cruz se convirtió en la única salvación común del mundo entero.

Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo amado al mundo, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna. Por eso, cuando miramos la Cruz de Cristo, cuando contemplamos a Cristo crucificado, cuando contemplamos la Santa Cruz, contemplamos ese acontecimiento y esa persona singulares que dieron vida al mundo. Cristo ya nos aseguró que “cuando sea elevado (es decir, cuando sea crucificado), atraeré a todos hacia mí.”

Al exaltar hoy la Cruz de Cristo, recordemos ser valientes defensores, promotores del mensaje de la cruz: Misericordia, Perdón y Salvación. Que no nos avergoncemos de esa cruz y de ese acontecimiento que nos dio la salvación en Cristo Jesús.

Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo y especialmente a mí, pobre pecador.