14.01.2023 – Villanueva del Arzobispo – Iznatoraf

“Venid y veréis”

1Samuel 3,3-10.19, Salmo 39, 1Corintios 6,13-15.17-20, Juan 1,35-42

El Señor nos llama a cada uno por nuestro nombre. Nos invita a “Venid y veréis.” Nos llama y nos invita a descubrir la alegría de la amistad y la comunión con Aquel que nos hizo en el amor por el amor. San Agustín nos recuerda que es Dios, nuestro Creador y Redentor, quien nos busca, incluso cuando no lo buscamos. Es Dios quien nos inicia y nos atrae hacia sí. Sin su misericordia y su ayuda no podríamos encontrarle por nosotros mismos.

En la primera lectura de hoy, Dios llama a Samuel y le confía una misión. En el Evangelio, nuestro Señor Jesús llama a Pedro y otros discípulos. Hay una llamada en la vida de todos. No somos un mero accidente. Como dice el profeta Jeremías, antes de que nos formáramos en el vientre de nuestra madre, nuestro Dios nos ungió con un propósito específico. Dios piensa mucho en nosotros, más que en las arenas del mar, ya que quiere lo mejor para nosotros. Y Él planea lo mejor para nosotros. Si seguimos Su plan, viviremos nuestras mejores vidas. Pensamos en vivir una vida fácil, pero Él planea una vida plena para nosotros.

Cuando encontramos algo de gran valor, es natural que queramos compartir la buena noticia de nuestro descubrimiento con nuestra familia, amigos y vecinos. En el Evangelio de hoy, cuando Andrés conoció a Jesús y descubrió que era realmente el Mesías, fue inmediatamente a ver a su hermano Simón y le contó la buena noticia. Andrés llevó a su hermano a conocer a Jesús para que “viniera y lo viera” por sí mismo. Cuando Jesús vio acercarse a Simón, inmediatamente le tendió la mano de la misma manera que había hecho antes con Andrés. Jesús miró a Simón y le reveló que sabía quién era Simón y de dónde venía incluso antes de que Simón hubiera puesto sus ojos en Jesús. Jesús dio a Simón un nuevo nombre que significaba que Dios tenía una llamada personal y una misión para él. Jesús dio a Simón el nombre de “Cefas”, que en arameo significa “roca”. Cefas se traduce como Pedro (Petros en griego y Petrus en latín) que también significa literalmente “roca”.

Porque el Señor nos llama a cada uno por nuestro nombre, como a Samuel y a Simón Pedro, San Pablo nos recuerda que debemos mantener nuestros cuerpos puros e inmaculados. Nos recuerda que somos templos del Espíritu Santo; debemos hacer todo para la gloria de Dios. “No sois vuestros; habéis sido comprados por precio. Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo”. Somos cristianos cuando entregamos nuestro cuerpo y nuestra alma a la voluntad de Dios, respondiendo como el salmista “Heme aquí, Señor; vengo a hacer tu voluntad”

¿Hemos comprendido la llamada a nuestra vida? ¿Hemos pedido a Dios que nos muestre Su propósito para nuestra vida en la tierra? Si no hemos comprendido cuál es la llamada de Dios para nosotros, entonces sí que deberíamos preguntárselo. Porque Él ya ha elaborado un plan para nosotros.