09.07.2023 – Villanueva del Arzobispo -Iznatoraf

Humildad: El que no tiene el espíritu de Jesús no pertenece a él

Zac 9:9-10; Sal: 145:2-3.4-9; Rom 8:9. 11-13; Mt 11:25-30

Hoy dos lecturas son claves para entender el mensaje. La primera y el evangelio. Estamos hablando de la humildad como virtud necesaria para el reino. La humildad y opción por los pobres son virtudes muy necesarias en nuestro camino como cristianos.

La primera prefigura y personifica la humildad de Cristo que había de venir. Esta lectura es un rayo de esperanza para todos nosotros. Esto es especialmente para a los humildes de corazón y a los pobres en el espíritu: “¡Alégrate, hija de Sion! grita de jubilo, hija de Jerusalén, Mira, tu rey viene hacia ti…humilde y montado en un burrito.” Por supuesto, él viene a dar justicia y socorro a los humildes. Esta visita es para todos nosotros. En el ojo del Señor, la importancia de cada uno de nosotros no depende de nuestras cuentas bancarias, ni nuestra profesión brillante, ni nuestra exitosa carrera política ni nuestro éxito en los negocios. Ser una persona humilde es ser importante, y es lo que importa a Dios. Esto es lo que nos merece esta visita divina de Dios.

En el Evangelio, Jesús nos revela y nos da la clave al corazón de su padre. Esta clave es la humildad. Dios revela a si mismo a los humildes de corazón. Por tanto: “Dios resiste a los orgullosos de corazón, pero da gracia a los humildes” (Prov. 29:23). Si debemos servir a Dios bien, debemos ser humildes de corazón como Cristo nuestro Señor. Si nos humillamos, Dios revelará los secretos de su reino a nosotros. Hoy, Jesús nos invita: “Venid a mí todos los que están cansados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré.” Esta invitación no es para a los soberbios de corazón, porque apenas se dan cuenta que están sobrecargados o necesitan ayuda. Más bien, es por a los sencillos y humildes de corazón que reconocen su necesidad de la intervención de Dios en su vida. Es para aquellos que asumir la carga de su familia, de su matrimonio, de su comunidad y de su nación. Es una invitación a aquellos que verdaderamente buscan el rostro de Dios. Es para aquellos que están listos para presentar y entregar todo a Cristo. Él viene, y viene para todos nosotros. Él invita, e invita a todos nosotros.

Ser cristiano, es tener el espíritu y actitud de Jesús. Es la actitud y sencillez de los niños. Los niños tienen cuatro importantes modos de vida que los cristianos deben emular: confianza absoluta, humildad, inocencia y sumisión total. Jesús declaró hoy en el evangelio: “«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños.” Y concluye así: aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.” Y San Pablo nos dice: “El que no tiene el espíritu de Jesús no pertenece a él.” Es decir, el que no tiene este espíritu de la humildad, de confiar absolutamente en el Señor, de inocencia y de sumisión total de pertenece al reino.  El Señor sigue invitándonos. Mientras vivimos su invitación es valida y universal. Sin humildad tampoco podemos aceptar tal invitación.